Durante los próximos diez km. de ruta, saliendo de Gualeguaychú, no diré absolutamente nada... Quiero obligarlo a que reflexione, a que piense ( y obligarme a mi mismo), que nada es tan grave, ni tan dificil, que nos amamos profundamente a pesar de los malos humores, lluvias torrenciales, carpas demasiado pequeñas, y autos que se empecinan en dejar de andar justo cuando uno mas los necesita...
Mi silencio surge algun efecto, y ya estamos retomando el camino hacia algun otro lugar , ya no volviendo para casa, recorriendo rutas en medio de mesetas y lomadas por una Entre Rios absolutamente desconocida para nosotros...
Asi pasan velozmente por nuestras retinas Larroque, Gualeguay, Rincon de Nogoyá, y se acerca Victoria, a orillas del Paraná, que, enorme, serpentea a pocos kilómetros... Otro es el aire que se respira en el auto. A pesar de que por momentos llueve, y luego sale el sol, y vuelve a llover, nos dirigimos hacia Rosario donde esperamos encontrar el respiro, la diversión, el humor que recien comienza, lentamente a apoderarse del auto... Pero, saben, el humor para nosotros nunca viene solo, y arrecian las caricias, los cierres que se bajan,la ruta desolada que se convierte en enorme paisaje por la ventana del cuarto imaginado, el auto, que ahora se detiene debajo de unos arboles, a la vera del camino, apenas oculto por unos matorrales y un santuario del Gauchito Gil... La soledad de la ruta nos resulta el complemento perfecto para coger otra vez, asi, sin ropa, sentados uno arriba del otro, con el volante como único respaldo... Un camionero que pasa toca bocina reiteradamente, cómplice de nuestra jugada, y nosotros reimos ahora si, a carcajadas, porque no hay nadie que nos escuche jadear, ni decirnos todas esas cosas que nos gusta decirnos, ejercicio reiterado que practicamos casi desde que nos conocemos, sin cansarnos nunca...
El viaje sigue, nosotros seguimos en este otro viaje, de a dos, para empezar a meternos en Rosario, megalópolis que nos asusta demasiado.
La lluvia ya se ha convertido en un asiduo condimento en nuestro viaje... Nada podemos hacer... Damos vuelta por una Rosario bajo agua, nos vamos a dormir a nuestra carpa, a mas de 15 km del centro de la ciudad, en Granadero Baigorria, único camping cerca, donde no funciona siquiera el agua caliente de las duchas... Es hora, ahora si, de emprender el regreso...
El viaje de vuelta es lento, como si no quisieramos resignarnos a volver, asi , vencidos... pero no nos quedan opciones... Al acercarnos al campo de los padres de mi amorcito, el sol nos recibe, asomando violentamente detras de unas nubes que se baten en retirada raudamente...
Reimos, nuevamente a carcajadas, pensando en que por una vez debemos aceptar que este no era un año para tomarse vacaciones... Y nos juramos y rejuramos tomar venganza el próximo verano...
FIN